EN BLANCO
Tengo un papel. Tengo un bolígrafo ¿y ahora qué? Miro el papel. Miro el bolígrafo y nada. Me entristezco cuando no acuden ideas a mi cabeza. A veces de la rabia escribo palabras sueltas, sin ningún sentido, echando a perder el papel que tiro inmediatamente a la papelera.
Cualquier cosa me despista. Al mínimo descuido mi mente se evade de allí dejando en la estacada a la inspiración.
Lo peor de todo es que cada vez me pasa más a menudo. No se cual será la razón.
Pongo una suave música de fondo, a ver si eso me ayuda, pero lo único que ocurre es que comienzo a seguir el ritmo con los pies.
Me levanto y me mojo la cara en el lavabo. Me miro al espejo antes de secarme y me dedico una sonrisa.
Vuelvo al papel. Sigue en blanco. Tanto él como yo. Pero no es su culpa. Es sólo mía.
Me froto los ojos. ¿Me está entrando sueño? Me muerdo una uña. Miro el bolígrafo. Estiro las piernas. Miro el papel. Sonrío. En la calle hay niños jugando, les puedo oir.
Me impaciento. Meneo el bolígrafo. Hago un pequeño dibujo en una de las esquinas vacías del papel.
Bueno, siempre queda escribir sobre la falta de inspiración que es muy socorrido y no queda mal. Es la mejor forma de salir del paso airoso.
Justificarse por la falta de ideas ¿A quien quieres engañar? Igual hoy solucionas el problema, ¿Y mañana?. Esto no es fácil. Tener siempre balas en la recamara por si ocurren estas cosas no siempre es posible. Lo más probable es que se vaya al día.
Bueno, otra vez será. Espero que esta haya sido la última vez que me quedo en blanco y que dudéis si en este post he dicho la verdad o me lo he inventado todo como en posts anteriores.
Siempre nos quedará la duda.
Tengo un papel. Tengo un bolígrafo ¿y ahora qué? Miro el papel. Miro el bolígrafo y nada. Me entristezco cuando no acuden ideas a mi cabeza. A veces de la rabia escribo palabras sueltas, sin ningún sentido, echando a perder el papel que tiro inmediatamente a la papelera.

Cualquier cosa me despista. Al mínimo descuido mi mente se evade de allí dejando en la estacada a la inspiración.
Lo peor de todo es que cada vez me pasa más a menudo. No se cual será la razón.
Pongo una suave música de fondo, a ver si eso me ayuda, pero lo único que ocurre es que comienzo a seguir el ritmo con los pies.
Me levanto y me mojo la cara en el lavabo. Me miro al espejo antes de secarme y me dedico una sonrisa.
Vuelvo al papel. Sigue en blanco. Tanto él como yo. Pero no es su culpa. Es sólo mía.
Me froto los ojos. ¿Me está entrando sueño? Me muerdo una uña. Miro el bolígrafo. Estiro las piernas. Miro el papel. Sonrío. En la calle hay niños jugando, les puedo oir.
Me impaciento. Meneo el bolígrafo. Hago un pequeño dibujo en una de las esquinas vacías del papel.
Bueno, siempre queda escribir sobre la falta de inspiración que es muy socorrido y no queda mal. Es la mejor forma de salir del paso airoso.
Justificarse por la falta de ideas ¿A quien quieres engañar? Igual hoy solucionas el problema, ¿Y mañana?. Esto no es fácil. Tener siempre balas en la recamara por si ocurren estas cosas no siempre es posible. Lo más probable es que se vaya al día.
Bueno, otra vez será. Espero que esta haya sido la última vez que me quedo en blanco y que dudéis si en este post he dicho la verdad o me lo he inventado todo como en posts anteriores.
Siempre nos quedará la duda.