HISTORIA DE UN POLÍTICO MENGUANTE
ACTO SEGUNDO
En un lejano lugar me contaron que existía un país donde a los políticos no se les subía el cargo a la cabeza y vivían con los pies en el suelo por miedo a desaparecer.
Godofredo de las Eras fue elegido presidente de aquel lejano país. Desde pequeñito había hecho todo lo posible para llegar a ocupar ese puesto.
Godofredo tenía la manía de mirar por encima del hombro a los ciudadanos que el gobernaba.
Lo primero que hizo Godofredo tras la elección fue mandar construir un lujoso palacio con todas las comodidades digno de un presidente de estado.
El palacio fue construido con el dinero de todos los ciudadanos por lo que no se escatimó a la hora de derrochar.
Nada más que entró Godofredo por la puerta de aquel palacio menguó. Se dio cuenta que la ropa le quedaba un poco pequeña pero no le importó pues ya compraría más con el dinero de sus votantes.
La siguiente medida que tomó Godofredo fue mandar hacer una inmensa estatua donde apareciese el subido a caballo para que todo el mundo supiese quien mandaba allí.
La estatua era muy grande y Godofredo un poco más pequeño. La ropa le volvía a quedar grande y volvió a mandar comprar más.
Cada vez que llegaban con uno de esos trajes lujosos Godofredo menguaba mientras se lo probaba.
Cuando Godofredo se quiso dar cuenta de que su problema menguante se producía cada vez que hacía mal uso de su poder fue demasiado tarde pues un gato dio buena cuenta de él.
Desde ese día desapareció del país cualquier símbolo de prepotencia.
Desde aquel día no se volvió a ver en aquel lejano país ningún símbolo de muestra de poder. Derribaron palacios lujosos, retiraron bustos y estatuas de políticos y se cambiaron las placas de las calles que llevaban el nombre de antiguos políticos.