27 agosto 2007

EL OTRO GATO CON BOTAS

Evaristo era un gato muy normal hasta el día en que sus dueños le compraron unas botas.

Evaristo era un gato del montón, ni de los más hábiles ni de los más patosos. Si tenía que trepar por un árbol pues trepaba, si se tenía que colar por un agujero pues se colaba, si tenía que saltar de un sitio a otro pues saltaba.

Nunca protestó ni se quejó de sus habilidades. Se sentía un gato feliz dentro de lo que para un gato casero significa esa palabra.

Evaristo fue consciente en el momento que sus dueños le ponían las botas que su vida estaba a punto de cambiar.

Al principio creía que esa extrañeza que notaba con las botas puestas era debida a la falta de costumbre, pero fueron pasando los días y la cosa no mejoraba.

Evaristo se convirtió en un felino inútil e indefenso al tener cubiertas sus afiladas garras. Ya no saltaba como antes pues patinaba y no controlaba la frenada. Ya no escalaba por verse privado de sus garfios resistentes y tampoco se podía defender pues sin sus uñas no daba miedo a nadie.

Evaristo se convirtió en un gato triste pero con botas, en el hazmerreir del barrio, en el objetivo de las burlas más crueles a las que puede ser sometido un gato que calza semejantes botas.

Evaristo no se atrevió a protestar y cargó de por vida con el sobre nombre de el gato con botas. Su historia es muy conocida en el mundo felino y con ella asustan a los cachorros que les da pereza separarse de el cobijo materno.

FOTO: Nachinho

5 Comments:

Blogger Luigi said...

A quien no le guste, Evaristo tiene ahora la oportunidad de darle un buen puntapié en culo con sus nuevas botas.

28 agosto, 2007 13:38  
Blogger Elisa said...

Vaya, la verdad es que la historia me ha gustado mucho, pero… ¡no sé que comentar! Hay veces que no encuentras palabras, pero que te apetece decir algo… ya me entiendes. Seguiré leyendo poco a poco tus entradas… ¡todo tiene muy buena pinta! Por cierto, podías darme alguna otra pista para ver si sigo bien en mi camino por descubrir quién eres… hummmm

28 agosto, 2007 13:57  
Anonymous Anónimo said...

me siento un poco evaristo: cuando chica algo no me gustava, ponia la lengua afuera, estendia las garras. De adulta dicen que no puedo hacer esto. Me pusieron botas. Un dia las descalzo y van a ver....

28 agosto, 2007 16:15  
Anonymous Anónimo said...

Pues no tiene nada de lo que avergonzarse, con la variedad de botas chulas que hay cada invierno.

03 septiembre, 2007 10:51  
Blogger Pedro Ojeda Escudero said...

Y, además, Evaristo no tenía la voz de Antonio Banderas.
Buena vuelta de tuerca al cuento tradicional.

03 septiembre, 2007 21:28  

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