LOS PÉREZ
Eran tiempos duros para la familia Pérez. En poco tiempo vieron como el negocio de los dientes se fue yendo al traste por culpa de los dentífricos efecto blanqueador, el cual recomendaban 9 de cada 10 dentistas. Si a esto le sumamos la falta de ilusión de los niños y la proliferación de los productos sin azúcar nos vemos sumergidos en una tremenda crisis.
Al principio nos vinimos abajo pero comprendimos que así no se arreglaban las cosas y decidimos innovar el negocio.
Primero hicimos una fuerte campaña publicitaria en la cual aparte de dar a conocer nuestros servicios regalábamos una muestra de un chicle de los de antes repleto de azúcar.
Pronto comenzamos a ver los frutos de la campaña. La ingesta de azúcar había hecho su efecto adelantando la perdida de los dientes de leche.
La alegría nos duró poco pues muy pronto es instituto nacional de la salud prohibió los productos tan azucarados.
El hambre agilizó nuestra capacidad de discurrir y pusimos en marcha un nuevo plan.
Gracias a nuestros contactos nos hicimos con las direcciones de gente que poseía dientes de oro. Actuábamos con profesionalidad, sin usar la fuerza, cuando dormían procedíamos al desatornillamiento y extracción de la correspondiente pieza de oro.
Ya se sabe como son estas cosas, cuando empiezas a ganar dinero fácil te acostumbras y pronto te parece poco y quieres más. Eso fue lo que nos pasó, que queríamos más, teníamos que pensar en algo grande de verdad.
Lo estudiamos todo bien estudiado. No podía fallar nada. Si algo ocurría fuera de lo programado podía ser nuestro fin.
Preparamos el asalto a una consulta de dentista, el mayor enemigo de los Pérez. Lo haríamos al final de la tarde para asegurarnos un gran botín.
Todo salió como tenía que salir y enseguida nos pusimos a preparar más asaltos.
Llegó un día que todos hablaban de nosotros, cosa que provocó mayor seguridad y vigilancia en las consultas de odontología.
Varios miembros de la familia fueron arrestados y otros devorados por gatos contratados para acabar con nosotros.
Otra vez llegaron tiempos de vacas flacas y a día de hoy ya no nos queda casi nada de lo recaudado.
Comenzamos a pasar hambre y eso nos obliga a buscar nuevas soluciones. Esta vez es distinto, está todo hecho, bueno todo no, hay una opción que tomaremos si no nos queda más remedio. Y si llegamos a esta opción más os vale que durmáis con la boca cerrada y los dientes apretados, ja, ja, ja, ja.
3 Comments:
llegan otros tempos..
los perez al poder!!!!!
el ratoncito Pérez!!! Me alegro de tener noticias suyas ... qué tiempos aquellos !!! :P
El ratoncito Perez fue destronado por aqui por las hadas de los dientes. Habia que dejar los dientes abajo de la almohada anoche. De mañana, un regalito! Ellas fueron mi primer experiencia en comercio. Despues vinieron los bancos que compram mi sangre y los que compram mi alma.
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