LA HABITACIÓN DE LOS PELUCHES
Este relato se lo dedico a Macgregor de "la palabra de Burgos" por la labor que está haciendo con los blogs burgaleses y por atreverse a confesar que lee a "Cafkafonía 2"
Noelia me llevaba en sus brazos a su habitación. Allí me esperaban impacientes todos aquellos muñecos de peluche que habían ido llenando cama, estanterías y paredes. Ningún rincón quedaba sin su muñeco de peluche.
Noelia entró en la habitación, apartó sin interés una rana y un cocodrilo de peluche que cayeron al suelo y en su lugar me colocó a mi.
Me abrazó, me habló y me llenó de besos. Era consciente que todas aquellas muestras de cariño no me favorecían en absoluto. Teniendo en cuenta que era el último en llegar todos esos favoritismos no me venían nada bien para mi relación con los demás peluches. Todos aquellos gestos serían tomados como pura provocación y acabaría pagándolo.
Aquellos largos cinco minutos en los que Noelia solo me atendió a mi significaron mi sentencia inmediata.
Cuando noté que Noelia me dejaba encima de aquella cama y se disponía a salir sin mi se me helaron las entrañas y se me aflojaron las costuras.
Tras el golpe de la puerta al cerrarse todos aquellos ojos de plástico dirigieron sus miradas sobre mi.
-Te parecerá bonito…- me dijo un gran oso panda desde lo alto del armario –saltarse todas las reglas-.
Yo ni siquiera era capaz de moverme.
-Acabemos con él- gritó un mono de peluche que colgaba de la lámpara agarrado de la cola –Démosle su merecido-.
El cocodrilo que Noelia empujó al suelo saltó sobre mi y noté como me arrancaba uno de los dos ojos de plástico de mi cara. Fue rápido, cuando quise darme cuenta el ojo ya estaba en el suelo.
En el momento en que los demás peluches se disponían a echarse sobre mi el picaporte de la puerta se movió y todos los muñecos volvieron a su posición inicial.
Noelia al ver que me faltaba uno de los ojos se acercó a mi y me cogió abrazándome.
-Pobre Pedrito- dijo dándome los mimos necesarios para sentenciarme del todo –que se le ha caído un ojito…tranquilo que yo te curaré.
Me volvió a dejar en la cama y salió corriendo de la habitación en busca de pegamento para arreglarme el ojo.
Nada más cerrarse aquella puerta todos los peluches saltaron sobre mi dándome mi merecido y haciendo necesario algo más que un poco de pegamento para reconstruir todas las partes de mi cuerpo que se encontraban esparcidas por toda la habitación.
Y es que hay amores que matan… sobre todo en el mundo de los peluches.
FOTO: klohFR
5 Comments:
Muy bueno, enhorabuena por la fama que estas acumulando detrás de tus tres blogs... Ya te pagarás unas cervezas.
este relato no puede quedar así. exige a Noelia el exilio inmediato de todos esos monstruos y hazte dueño de su habitación :)
muchísimas gracias, te debo una.
Los peluches siempre me han parecido bastante inquietantes, de hecho cuando era pequeña no me gustaban los que tenían boca, me daba la impresión de que en algún momento podían cobrar vida y atacar... todo se debe a una peli que me dieron confundida en el videoclub la verdad, yo pensaba que iba a ver una de dibujos y apareció una de miedo de un barco en aguas demoniacas y una muñeca de porcelana que en una escena muerde a unos pájaros... aún no lo he superado
Que miedo tanto muñeco de peluche, son como los payasos, un poco siniestros (algunos) por supuesto miliki no, saludos
Lo sabía... esta historia la he sospechado yo toda la vida. besos
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