EL REGISTRO
El guardia del aeropuerto registraba mi equipaje.
En la entrada había un cartel que advertía que podíamos ser registrados.
A mi lado pasaban personas con la tez más clara y la barba más corta, eran saludados por otro guardia que les deseaba buen viaje.
Sé que esos otros pasajeros, los no sospechosos, me miran de reojo sintiéndose más seguros, comprobando que los guardias se aseguran de que no lleve ningún arma en la maleta, ni cinturón de bombas en el pecho, ni armas químicas en mi frasco de colonia.
Después del exhaustivo registro, el guardia decepcionado quizás por no haber encontrado nada que le hubiera hecho salir en las noticias me manda pasar sin disculparse por las molestias.
Para ellos no significa nada más que puro tramite. Para mi es una violación de mi intimidad. Un saber que tengo puestas en mí todas las miradas. Notar que la gente que pasa junto a mi siente miedo.
Y lo peor de todo son esas ganas de protestar y no poder, y esa sensación de tener la obligación de estar continuamente pidiendo perdón por pertenecer a una religión diferente a la suya. Y sentirme culpable sabiendo que en realidad yo soy la victima.
El guardia del aeropuerto registraba mi equipaje.
En la entrada había un cartel que advertía que podíamos ser registrados.
A mi lado pasaban personas con la tez más clara y la barba más corta, eran saludados por otro guardia que les deseaba buen viaje.
Sé que esos otros pasajeros, los no sospechosos, me miran de reojo sintiéndose más seguros, comprobando que los guardias se aseguran de que no lleve ningún arma en la maleta, ni cinturón de bombas en el pecho, ni armas químicas en mi frasco de colonia.
Después del exhaustivo registro, el guardia decepcionado quizás por no haber encontrado nada que le hubiera hecho salir en las noticias me manda pasar sin disculparse por las molestias.
Para ellos no significa nada más que puro tramite. Para mi es una violación de mi intimidad. Un saber que tengo puestas en mí todas las miradas. Notar que la gente que pasa junto a mi siente miedo.
Y lo peor de todo son esas ganas de protestar y no poder, y esa sensación de tener la obligación de estar continuamente pidiendo perdón por pertenecer a una religión diferente a la suya. Y sentirme culpable sabiendo que en realidad yo soy la victima.
7 Comments:
Que asco de registros tío, la verdad es que tiene su lógica que los hagan pero es lo que tu dices, joder al menos se amable, educado y da las gracias por colaborar.
lo que pasa es que te conviertes en sospechoso según el aspecto que tengas.
en un registro todos te miran. sientes bochorno y vergüenza. es como cuando, después de haber pagado tu compra religiosamente, vas a salir de la tienda y todo empieza a pitar y la gente se gira, el guardia de seguridad empieza a acercarse hacia ti, la encargada se abalanza sobre tu bolsa... y resulta que a la vendedora se le había olvidado arrancar una pequeña, diminuta, discreta e insignificante etiqueta de seguridad en uno de los artículos que has adquirido... y que has pagado religiosamente (¿esto ya lo he dicho, no?)
Finnegan, tu descripción comparativa me parece perfecta,todos te miran y no tienes donde esconderte
aki cada vez tenemos menos derechos y libertades y más obligaciones, violaciones de intimidad y otras privaciones de la libertad!!! ke aggggko
A mi lo que me jode es que me arrugen la ropa, con lo bien que hago yo las maletas
jejeje, uno que conocía yo decía que si llevas algo que no quieres que te pillen en el equipaje lo metas en la bolsa de la ropa interior sucia, jejeje, ahí pocos se atreven a meter mano, ni el perro.
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