TODO VA BIEN
Apago la tele y me levanto del sofá. Miro por la ventana, en la calle no hay nadie.
Inhalo retazos de culpabilidad cuando pienso en que mundo nos ha tocado vivir, lleno de envidias aniquiladoras y zancadillas a diestro y siniestro. Todos contribuimos, unos más que otros, pero todos contribuimos. Mi parte de culpa es el silencio y el mirar hacia otro lado. Todos tenemos culpa, no intentes justificarte, tu también la tienes.
Ya no amanecen días soleados con cantos de pájaros, ya es difícil acordarse de su aspecto, cada vez es más difícil. Ya no quedan esperanzas, las tiramos todas a la basura hace ya algún tiempo, cuando no pensábamos en el futuro, ese futuro que es hoy. Ya no queda gente buena a la que pedir favores. Todos miran de reojo con desconfianza. Esos miedos infundados, esas sospechas causadas por discursos alarmistas de políticos irresponsables.
Apenas quedan textos que leer escritos por manos que hace un tiempo fueron libres. Quemaron nuestras ideas que en papel fuimos plasmando al cabo de los años.
Limitaron nuestras creencias al partido único, ese que dictó las leyes que en el mundo campean.
Lo hicieron poco a poco, sin llamar la atención, hasta que cuando nos dimos cuenta ya nada se podía hacer. Millones de vidas sacrificadas por una causa tan perdida. Aunque hubo un tiempo que nos creímos capaces de recuperar lo arrebatado, pero pronto nos dimos cuenta que estaba todo perdido.
Vuelvo a poner la tele. Una voz me informa de que todo va bien y no hay nada de que preocuparse y yo ya me encuentro más tranquilo.
Apago la tele y me levanto del sofá. Miro por la ventana, en la calle no hay nadie.
Inhalo retazos de culpabilidad cuando pienso en que mundo nos ha tocado vivir, lleno de envidias aniquiladoras y zancadillas a diestro y siniestro. Todos contribuimos, unos más que otros, pero todos contribuimos. Mi parte de culpa es el silencio y el mirar hacia otro lado. Todos tenemos culpa, no intentes justificarte, tu también la tienes.
Ya no amanecen días soleados con cantos de pájaros, ya es difícil acordarse de su aspecto, cada vez es más difícil. Ya no quedan esperanzas, las tiramos todas a la basura hace ya algún tiempo, cuando no pensábamos en el futuro, ese futuro que es hoy. Ya no queda gente buena a la que pedir favores. Todos miran de reojo con desconfianza. Esos miedos infundados, esas sospechas causadas por discursos alarmistas de políticos irresponsables.
Apenas quedan textos que leer escritos por manos que hace un tiempo fueron libres. Quemaron nuestras ideas que en papel fuimos plasmando al cabo de los años.
Limitaron nuestras creencias al partido único, ese que dictó las leyes que en el mundo campean.
Lo hicieron poco a poco, sin llamar la atención, hasta que cuando nos dimos cuenta ya nada se podía hacer. Millones de vidas sacrificadas por una causa tan perdida. Aunque hubo un tiempo que nos creímos capaces de recuperar lo arrebatado, pero pronto nos dimos cuenta que estaba todo perdido.
Vuelvo a poner la tele. Una voz me informa de que todo va bien y no hay nada de que preocuparse y yo ya me encuentro más tranquilo.
5 Comments:
Efímera tranquilidad cuando tu interior te grita lo contrario que la y tele...
La tele miente con sus verdades a medias.
o sus enteras mentiras, la tele es el empujón final para tragarte la mentira.
Esta bien tu post, si la tele lo dice será verdad, que gran mentira no?
Es como el traje nuevo del emperador, una gran mentira que nadie se atreve a contradecir por si le miran mal.
Nos hacen falta más niños que digan:
¡El emperador va desnudo!¡ el emperador va desnudo!
¿Sabéis quiénes son "ellos"? ¿los que han hecho que todo esté como esté? Pues, hemos sido nosotros. No hay mentes perversas que controlan todo. Sólo hay masa. El ente en el que nos vemos sumidos sólo por nacer en una sociedad del tipo que sea. Sólo hay personas que no se asombran ante lo que hace el vecino o que no se plantean que hay otros mundos en el mundo.
La culpa ni es de la tele, ni es de los políticos, ni de la vapuleada familia, ni de la iglesia. La culpa es de una sociedad demasiado complicada para ser lógica y racional. Demasiadas reglas necesarias mezcladas con reglas innecesarias. Demasiadas estandarizaciones de actitudes y aptitudes. Demasiadas cosas banales hechas imprescindibles que hacen imposible, simplemente, vivir.
El monstruo que lo controla todo es la construcción de "Lo Normal" que se lleva haciendo desde tiempos inmemoriales... y lo más normal del mundo somos nosotros.
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