EL EXAMEN DE MI VIDA
Me encontraba en la sala de espera de los juzgados esperando mi turno. Por mi cabeza pasaba la película de mi vida. Una vida nada ejemplar por cierto, y con pocos aspectos que envidiar. Una vida estropeada, parte por culpa del paso de los años y parte por pequeñas decisiones tomadas, en su momento intrascendentes, pero que al final acarrearon consecuencias nefastas para el desenlace de mi existencia.
Mi intención era denunciar al que bajo mi punto de vista consideraba culpable del estado deplorable de mi vida.
Fui consciente de la injusticia que se había producido, el otro día viendo en la tele uno de los muchos programas informativos. Lo tuve claro.
Para entender la causa de mis sospechas, lo mejor sería comenzar a detallar mi vida desde el momento donde se inició el declive hasta la actualidad, y el declive de mi vida comenzó con el resultado de un examen.
Si hubiese aprobado aquel examen habría sacado el graduado escolar, pero como lo suspendí me quedé sin este título.
Con el graduado escolar hubiese ido a la universidad, sin el graduado me tocó hacer cursillos del INEM.
Gracias a la universidad habría obtenido una carrera, pero con mis cursillos del INEM lo más que conseguí fue entrar en una escuela taller.
Gracias a la carrera obtenida habría encontrado un trabajo muy bueno, de hacer poco y ganar mucho, pero después de la escuela taller encontré un pésimo trabajo de currar mucho y ganar poco.
Si hubiese obtenido ese buenísimo trabajo habría efectuado espectaculares viajes en mis largas vacaciones, pero con mi trabajo paupérrimo lo único que podía hacer en verano era seguir trabajando.
Si hubiera efectuado esos magníficos viajes habría tenido la posibilidad de conocer chicas con padres adinerados, pero como me tuve que quedar currando y currando, para aguantar el ritmo comencé a consumir sustancias prohibidas, lo cual me dio la oportunidad de conocer a una chica que también las consumía.
Si hubiera conocido a la chica adinerada habría tenido la oportunidad de hacer millonarias inversiones, pero como conocí a una viciosa, me dio también por el vicio y me enganché a las tragaperras perdiendo lo poco que ganaba.
Si hubiese invertido habría ganado el dinero suficiente como para adquirir una gran mansión donde vivir, sin embargo la inversión de las tragaperras me llevó a vivir en una chabola con goteras.
Si me hubiera podido permitir el lujo de vivir en una mansión, también habría podido comprarme un súper cochazo, pero viviendo en una chabola lo único que pude conseguir, y gracias, fue un R5 que se desmontaba por los caminos.
Si hubiese tenido el súper cochazo no me habría pasado nada en el accidente, pues el airbag y los sistemas de seguridad me habrían permitido salir ileso, pero como conducía el R5, sin asegurar siquiera, pues me quedé cojo de la pierna derecha y me rompí varios huesos.
Si no me hubiesen quedado secuelas por el accidente me habría casado con la chica adinerada, tendríamos dos o tres hijos, viviríamos en una súper mansión con jardín y piscina, tendríamos dos o tres cochazos y dispondríamos de una plantilla de trabajadores a cargo del mantenimiento de nuestras propiedades, pero como después del accidente estuve más de seis meses ingresado en el hospital y me quedé cojo para toda la vida, pues mi novia aprovechó mi larga ausencia para largarse con otro. Como no tenía seguro para pagar los gastos tuve que deshacerme de la chabola y de lo poco que me quedaba. Del trabajo también me finiquitaron a la semana del accidente y ahora con la pierna así en ningún sitio se arriesgan a contratarme.
Me encuentro en esta situación tan delicada por culpa de aquel examen de ciencias naturales que suspendí con un 4, y eso es lo que vengo dispuesto a denunciar. La injusticia de aquel 4 que debió ser un 5.
En mi cabeza resuenan las palabras de mi profesor, “esta respuesta está incompleta, usted ha puesto ocho y son nueve”, y las palabras del presentador del telediario, “científicos de todo el mundo han llegado a la conclusión de que Plutón no puede ser considerado planeta”, y otra vez la voz de mi profesor, “le falta Plutón, no puedo darle la respuesta por válida, le falta Plutón”, y otra vez la voz del presentador, “Plutón no es un planeta”, y de nuevo mi profesor, “no ha puesto Plutón, no puedo aprobarle”.
“¿Le ocurre algo?”, me preguntó el funcionario sacándome de aquella ensoñación.
“Sí, me ocurre”, respondí gritando, “que si Plutón no es un planeta yo no tengo por que ser lo que soy, un tullido sin casa, sin trabajo, sin nada…”. Mis ojos se pusieron vidriosos humedeciéndose y comencé a llorar. “Si Plutón no es un planeta”, continué entre sollozos, “lo más justo entonces es que yo fuese feliz”.
A mi alrededor, todos miraban compadeciéndose de mí, mientras el guarda de seguridad me acompañaba hasta la salida ajeno a la importancia que para mí tenía la decisión de no incluir a Plutón en la lista de planetas que componían el sistema solar.
Me encontraba en la sala de espera de los juzgados esperando mi turno. Por mi cabeza pasaba la película de mi vida. Una vida nada ejemplar por cierto, y con pocos aspectos que envidiar. Una vida estropeada, parte por culpa del paso de los años y parte por pequeñas decisiones tomadas, en su momento intrascendentes, pero que al final acarrearon consecuencias nefastas para el desenlace de mi existencia.
Mi intención era denunciar al que bajo mi punto de vista consideraba culpable del estado deplorable de mi vida.
Fui consciente de la injusticia que se había producido, el otro día viendo en la tele uno de los muchos programas informativos. Lo tuve claro.
Para entender la causa de mis sospechas, lo mejor sería comenzar a detallar mi vida desde el momento donde se inició el declive hasta la actualidad, y el declive de mi vida comenzó con el resultado de un examen.
Si hubiese aprobado aquel examen habría sacado el graduado escolar, pero como lo suspendí me quedé sin este título.
Con el graduado escolar hubiese ido a la universidad, sin el graduado me tocó hacer cursillos del INEM.
Gracias a la universidad habría obtenido una carrera, pero con mis cursillos del INEM lo más que conseguí fue entrar en una escuela taller.
Gracias a la carrera obtenida habría encontrado un trabajo muy bueno, de hacer poco y ganar mucho, pero después de la escuela taller encontré un pésimo trabajo de currar mucho y ganar poco.
Si hubiese obtenido ese buenísimo trabajo habría efectuado espectaculares viajes en mis largas vacaciones, pero con mi trabajo paupérrimo lo único que podía hacer en verano era seguir trabajando.
Si hubiera efectuado esos magníficos viajes habría tenido la posibilidad de conocer chicas con padres adinerados, pero como me tuve que quedar currando y currando, para aguantar el ritmo comencé a consumir sustancias prohibidas, lo cual me dio la oportunidad de conocer a una chica que también las consumía.
Si hubiera conocido a la chica adinerada habría tenido la oportunidad de hacer millonarias inversiones, pero como conocí a una viciosa, me dio también por el vicio y me enganché a las tragaperras perdiendo lo poco que ganaba.
Si hubiese invertido habría ganado el dinero suficiente como para adquirir una gran mansión donde vivir, sin embargo la inversión de las tragaperras me llevó a vivir en una chabola con goteras.
Si me hubiera podido permitir el lujo de vivir en una mansión, también habría podido comprarme un súper cochazo, pero viviendo en una chabola lo único que pude conseguir, y gracias, fue un R5 que se desmontaba por los caminos.
Si hubiese tenido el súper cochazo no me habría pasado nada en el accidente, pues el airbag y los sistemas de seguridad me habrían permitido salir ileso, pero como conducía el R5, sin asegurar siquiera, pues me quedé cojo de la pierna derecha y me rompí varios huesos.
Si no me hubiesen quedado secuelas por el accidente me habría casado con la chica adinerada, tendríamos dos o tres hijos, viviríamos en una súper mansión con jardín y piscina, tendríamos dos o tres cochazos y dispondríamos de una plantilla de trabajadores a cargo del mantenimiento de nuestras propiedades, pero como después del accidente estuve más de seis meses ingresado en el hospital y me quedé cojo para toda la vida, pues mi novia aprovechó mi larga ausencia para largarse con otro. Como no tenía seguro para pagar los gastos tuve que deshacerme de la chabola y de lo poco que me quedaba. Del trabajo también me finiquitaron a la semana del accidente y ahora con la pierna así en ningún sitio se arriesgan a contratarme.
Me encuentro en esta situación tan delicada por culpa de aquel examen de ciencias naturales que suspendí con un 4, y eso es lo que vengo dispuesto a denunciar. La injusticia de aquel 4 que debió ser un 5.
En mi cabeza resuenan las palabras de mi profesor, “esta respuesta está incompleta, usted ha puesto ocho y son nueve”, y las palabras del presentador del telediario, “científicos de todo el mundo han llegado a la conclusión de que Plutón no puede ser considerado planeta”, y otra vez la voz de mi profesor, “le falta Plutón, no puedo darle la respuesta por válida, le falta Plutón”, y otra vez la voz del presentador, “Plutón no es un planeta”, y de nuevo mi profesor, “no ha puesto Plutón, no puedo aprobarle”.
“¿Le ocurre algo?”, me preguntó el funcionario sacándome de aquella ensoñación.
“Sí, me ocurre”, respondí gritando, “que si Plutón no es un planeta yo no tengo por que ser lo que soy, un tullido sin casa, sin trabajo, sin nada…”. Mis ojos se pusieron vidriosos humedeciéndose y comencé a llorar. “Si Plutón no es un planeta”, continué entre sollozos, “lo más justo entonces es que yo fuese feliz”.
A mi alrededor, todos miraban compadeciéndose de mí, mientras el guarda de seguridad me acompañaba hasta la salida ajeno a la importancia que para mí tenía la decisión de no incluir a Plutón en la lista de planetas que componían el sistema solar.
10 Comments:
genial...gracias mil.
jajajaja Ya veo que el verano no ha paliado tu capacidad de escribir textos originalérrimos.
8 meses sin fumar?, para escribir estos textos tienes que ir fumao, hombre!! :)
Yo creo que la nicotína acumulada ayuda, me alegro que os haya gustado
Si...si...pero lo argumentas con un abogado vivillo, y sentencia favorable...
No descartes la idea. Creo que los de Legalitas se apuntan a todo....
Jajaja, buenísimo. Enhorabuena. :-)
Como decía un gitano que jugaba conmigo a fútbol ya hace muchos años, "si fueras venio, fueras jugao"...
¡Qué buen relato! Me ha gustado mucho.
Salu2
malditos exámenes!!! ahh, si este año no teño septiembre, jajaja!!! no te preocupes, que si hubieses ido a la universidad posiblemente hubieses tenido una vida peor, y no podrías culpar a plutón!!
hoy los delinküentes en medina!!!
los delincuentes, hmmm, creo que esos tampoco fueron a la universidad, por cierto si vas a verles da recuerdos a los trabubus.
¡Que bueno! que imaginación, me encanta.
muy bueno, k vida sembrada de plutonadas
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