LA GRAN DECEPCIÓN
-Hijo mío- dijo mi padre con ese tono de voz que usa para decir cosas importantes –siéntate aquí conmigo- continuó señalando el sofá –tenemos que hablar.-
Al instante supe que lo que iba a suceder en ese sofá iba a cambiar el devenir de nuestras vidas. Lo supe por el tono de voz utilizado por mi padre, el mismo que usó para convencerme de la primera visita al dentista, sólo le salía esa voz cuando lo que iba a comunicar era trascendental de verdad.
A mi pesar acudí al llamamiento, pues no se me ocurrió ninguna forma de evadir aquella cita que nada bueno auguraba.
-Hijo mío- volvió a decir mi padre mirándome a los ojos y con la voz temblorosa a consecuencia de los nervios –como bien te habrás dado cuenta cuando llega la navidad siempre recibías regalos que aparecían el día 6 por la mañana junto al árbol…-
Aquí mi padre hizo una pausa intencionada para que yo asintiera.
-…Pues verás… resulta que los que ponían esos regalos bajo el árbol no éramos nosotros…- Esto último mi padre lo dijo bajando la cabeza como algo avergonzado por haberme ocultado tan importante misterio.
Como vi que le costaba continuar decidí darle pie. –Y si no erais vosotros…¿quién dejaba los regalos junto al árbol?-
Mi padre entonces subió la mirada cogió aire y me contó la verdad. –Los que te traen los regalos por navidad no somos nosotros sino los Reyes Magos.-
Desde aquel día en adelante ya nada volvió a ser igual. Cada vez que llegaba aquella fecha del 6 de enero sentía verdadero pánico al pensar que tres individuos desconocidos que desprendían un horripilante tufo a camello se introducían en nuestras casas mientras dormíamos. Y pensar que yo dejaba un vaso de leche con galletas creyendo que era para mis padres.
Nota: Siento si tu eras de los que todavía pensabas que los regalos los compraban los padres y te he desvelado el gran misterio. Ya era hora de que todo el mundo se enterase que los padres son los Reyes.
foto: margacastillo
4 Comments:
Así que eran ellos... ahora entiendo por qué a veces me traían algo que no era educativo... mis padres no tenían nada que ver. Jeje.
NO sé, a mí no me da yuyu lo del tufo a camello, pero oye, ¿y santa claus? ¿ese no entrará también en casa verdad?
Vaya putada. Que a mis años tenga que enterarme de estas cosas me produce una enorme depresión. De todas formas, te agradezco que me cuentes la verdad y me desveles los misterios de la vida...Un saludo
Joder qué miedo y encima reyes tienen que ser, seguro que se aprovechan de nosotros.
jajajajajaja
qué depresión.
los padres un poco cenizos por desvelar al hijo la verdad
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