11 abril 2006

Por un Puñado de Euros

Hay ciertos comportamientos que me causan cierta repulsa. Esa manía de la gente de vender su vida a cambio de un puñado de monedas. A cambiar la intimidad por dinero.
Venden su vida al mejor postor, la boda, el bautizo, el divorcio, las vacaciones, otra boda, etc.
Es cierto que si estas practicas no fueran rentables no se llevarían a cabo, y que si ofrecen tanto dinero por enseñarnos cómo vive gente que ni nos va ni nos viene, es por que la gente paga por enterarse.

No lo podemos remediar, somos así. El interés que mostramos por las vidas de los demás (gente ajena a nuestra realidad) es mayor que el que tenemos por nuestras propias vidas.
Esta es una costumbre muy arraigada y para cubrir la demanda existe gente que se dedica enteramente a vender su vida. Pero estos últimos días estoy observando que se está produciendo un giro en los acontecimientos. Me está dando la sensación que se está llegando demasiado lejos, y que ya no se conforman con vender la exclusiva de todas las decisiones importantes que acontecen en la vida de ciertas personas, sino que se está empezando a negociar con la muerte, y lo digo por el particular caso de Rocío Jurado. Nos están vendiendo su enfermedad, hoy mejora, hoy empeora como si hablasen de la bolsa de Nueva york. Casi todos los días, y no solo en programas dedicados a estos menesteres, también en los telediarios, enseñándonos cómo todos los periodistas luchan por hacerse con las mejores posiciones en la puerta del hospital, esperando cómo buitres carroñeros a ver si se produce la muerte y poder dar la primicia.

No ha podido ser, parece que ahora mejora, y todos sacan las imágenes de cómo sale del hospital.
Un poco de dignidad por favor, que me da hasta vergüenza ajena, y eso que yo no soy de escandalizarme mucho.Dejemos de interesarnos por la vida y la muerte de estos mercaderes de sentimientos y apartemos el morbo de ver sufrir a los demás.